martes, 9 de julio de 2019

Toda ausencia.

Toda ausencia me acorta las alas. Toda melancolía me reprime y encarcela en mi mente.
Las angustias son tiranas. Si, son represivas, si son absolutas, sin son directas y sin prejuicios.
El tiempo mayormente puede ser consumida por las angustias, las tristezas pasadas y ajenas al hoy, las añoranzas delatadoras de cambios y transformaciones.
Las ausencias son musas hasta cierta punto, son inspiradoras hasta cierto momento en que la fina línea se apodera y se hace del control.
La angustia para Kierkegaard puede llegar a ser liberadora de nuestra personalidad, puede acercarnos a la primera reflexión de quienes somos. Pero me pregunto ¿Cuánto tiempo se debe arrastrar la angustia para argüir al final la libertad?
Si, la angustia conlleva ansiedad, como cita él, pero ¿La ansiedad no es juntamente aquella incapacidad de entender el tiempo como un proceso indefinido sin puntos ni comas impuestos?
Vuelvo al principio, toda ausencia me acorta las alas.
Comprender, transitar procesos de larga duración maníaca)
Facultarse, darse cuenta de los procesos dependen, necesitan, son parte de un tiempo desconocido; no dejar invadir la ansiedad de la angustia, la ansiedad tirana que todo desea resolver como si sonándome los mocos y abrigando mi cuerpo, la gripe se irá solita a su casa.
Toda ausencia invoca una pérdida.
Toda ausencia me detiene, me desenfoca en un tiempo que no es mío. Un tiempo que no me pertenece y no deseo pertenecer.
Toda ausencia sangra en mis muñecas y en mis olvidos, en mis idilios, en mis abrazos. ¿Cuántos abrazos tendré que dar a cuánto cuerpo se me cruce, para encontrar el tuyo?
Mentira, ningún abrazo será como el tuyo, porque cada abrazo me pertenece a mi hoy, y aún desconozco cuantos abrazos más me invadirán. Tu abrazo es mi ayer, mi triste y apasionado ayer, mi intenso, mi enamorada ayer.
Mi hoy no es esta angustia desesperada, esta ausencia equivocada, este abrazo que no hallo.
Romper, sangrar, saltar, escapar, refugiarse, quererse, abrasarse. Abrazar mis cuerpos de hoy. Abrazar mis ideas de hoy. Abrazarme.


Adiós mi querida angustia, adiós mi querida melancolía.
Adiós muchacha.
Adiós.




Cartas que jamas te haré llegar.





jueves, 25 de enero de 2018

Sueños Despierto. Darle un final.

Pocos amigos frecuentaban el cuarto de Julian. Algunos apenas hacían sonar el teléfono. Aquello inquietaba al inseguro Julian, siempre creyendo que nadie lo quería. Recordaba a menudo su vida infantil, especialmente cuando acudía a la primaria. Solía sentarse en el ultimo banco para que nadie notara su presencia. Nunca levantaba la mano cuando la maestra preguntaba algo, miraba sus manos que bailaban el lápiz y esperaba atentamente la respuesta de algún otro compañero. Tenia miedo. Miedo de abrir la boca y que de ella salieran palabras equivocadas.
Aunque solía acertar rápidamente, tartamudear en publico era un suicidio social, se decía a si mismo. 
En la adolescencia frecuentaba la casa de una de sus compañeras. Linda era su nombre, aunque Julian sentía que aquel nombre abarcaba muchas cosas mas, muchas que ni su nombre podía encerrarlas con un moño.
Una tarde hicieron el amor por primera vez, en Julian quedo impreso la gran extensión de sus piernas que acariciaba incesantemente como si se tratase de la piel de un felino. Suaves y rígidas, las piernas de Linda brillaban como dos grandes montañas recortadas en un amanecer. Por momentos acurrucaba su cabeza sobre sus pequeños senos, algo duros por efecto de sus huesos, y sentía detener el tiempo.
Varias veces volvieron a el aquellas imágenes cuando Ella solía dormir en su cama, podía Julian disfrutar de sus sexo con mayor adultes, pero la calidez de sus senos lo devolvían a la imagen de su adolescencia. 
Linda hablaba de sus sueños con recurrencia y yo la escuchaba, me tumbaba sobre sus piernas y observando el techo de madera de su habitación, recreaba con mi imaginación sus sueños. Es un habito que aun conservo y es el que me permite, a mi entender, poder sentir mayor empatia con la gente. Aunque no tenga amigos, cualquier persona se siente cómoda hablándome, contándome sus desgracias como si fuese una especie de budu espiritual liberador de almas; o al menos así subía algo mi autoestima.
Yo las escucho, me involucro, y de repente me transformo en esa persona; dialogo con su vida. Algunas veces lo hago demás pero la metamorfosis termina siendo divertida.
En aquel entonces, Linda soñaba con ser actriz y como yo estaba comenzando a incursionar en las artes escénicas, no debía hacer un gran esfuerzo para involucrarme con lo que ella contaba. Libremente podía estar horas y horas charlando sobre obras teatrales, música, actores, teatros y todo tipo de cosas. Linda sonreía con frecuencia, era una muchacha muy dulce pero terca, peleábamos a menudo pero al cabo de un rato nos abrazábamos como si fuéramos bebes. Supongo que ella buscaba en mi un abrazo paternal porque yo si buscaba el abrazo de una madre; o quizás no. Jamas hablamos sobre nuestros padres. Como eramos ambos hijos únicos, tampoco de hermanos. Eso me gustaba, teníamos algunas cosas en común, pero sobre padres, de eso nunca pude saber.
Linda era poco sociable y se sentaba junto a mi cuando su compañera de banco faltaba, a mi me daba igual, casi no hablaba y su compania era bastante tranquila. Una mañana intercambiamos palabras en una tarea de historia, Linda sabia bastante para mi sorpresa entonces me pareció oportuno conocerla un poco mas. A la salida de la escuela caminamos juntos hasta la parada, mientras hablábamos pestes del profesor de matemática. Verdaderamente era un ser divino, mágico y por ello me costo mucho tiempo después decirle que me gustaba.
Mi timidez con las mujeres viene de muy chico, en si con todo ser vivo, pero cuando alguien me interesaba no podía evitar cerrar la boca y omitir sonido, esperando que los demás se dignen a hablar por mi. Pero con Linda fue distinto. Aquel día ella me invito a caminar hasta su casa, luego entramos, y al cabo de unas horas estábamos desnudos en su cama. Mi padre me había dicho que la primera vez con una mujer debía ser especial, debía hacerla sentir especial ya que para ellas era un momento que marcaba sus vidas como mujeres. Me repetía como debía cuidarme y que no olvidara hacerla sentir amada. Pero yo no amaba a la Linda, solo me parecía linda e interesante, y cuando llego el momento olvide todo lo que mi padre había hablando incesantemente y deje que ella me guiara. Como siempre fui espectador de mi propia obra.
Toda la secundaria hice el amor con Linda hasta que nos graduamos y ella se enamoro apasionadamente de uno de sus vecinos que vivía a unas cuadras de su casa. Creo que antes de saberlo lo sospechaba, aquel muchacho la veía a Linda de una forma que jamas pude encontrar en otro ser humano. Sus ojos se iluminaban cuando ella reía, toda expresión de su rostro se cambiaba cuando la encontraba en la plaza. El era dos años mayor que nosotros pero compartia los recreos y algunas tardes. A mi me generaba dulzura verlo tan efusivo con Linda, envidiaba su mirada y los movimientos de su cuerpo, eran cosas que yo sabia perfectamente nunca podría darle a Linda, y Linda también lo sabia. Quizás por eso dejo de verme tan seguido en los recreos y prefería pasarlos con el, en ese momento nació su amor. Para aquel entonces yo estaba transitando la depresión por la muerte de mi padre, así que preferí que Linda buscara confort en ese muchacho tan simpático.
Linda se fue de mi vida sin decir palabras, como todos se han ido. Mi padre se marcho igual, algunos amigos también lo hicieron y Linda después de tantos años, retomo la desdicha de mi vida.
Aquella a la cual le escapo continuamente, Linda volvió abrir su puerta. Una puerta a la cual nunca he podido darle un final. Tantas cosas han quedado inconclusas, desde libros hasta personas, pero ninguna he podido darle su final, quizás sea por ser tan esperanzado, por creer que volverán. Ya no lo se.

"Darle un final", se repitió Julian en silencio. Debía darle un final a la locura en que se había metido desde que frecuentaba a Ella. Hacia meses que Ella lo tenia atado a una vida aun mas agobiante que la suya. Sus repentinas apariciones y desapariciones, lo hundían a Julian en un poso igual de grande que sus tazas de café, y ya era hora de salir. ¿Deseaba con fuerza Julian salir de esa gran taza?. Eso si era un gran enigma en su vida.
La ultima vez que la había visto Ella habia abandonado la habitación sin decir adiós, Julian intento reiteradas veces llamarla pero nunca contesto. Llego a pensar que algo grave le había sucedido o que quizás (raramente) había salido de viaje. Pero ninguna de las dos encuadraba para Julian. En la resignación, siguió esperando cada miércoles verla volver por la librería, pero nada sucedió. La espera calcomia la mente de Julian, desesperado, no encontraba ninguna señal de Ella, nada que pudiera al menos confirmar si aun respiraba. "Esto no puede quedar así", se dijo Julian una tarde ya sin esperanzas.
Hasta que apareció. Entro a la librería un miércoles lluvioso, su pelo rubio mojado caía sobre sus hombros igual a como julian lo recordaba; su rostro sin expresión silencio el local. Julian la observo anonadado, no entraba en su mente aquel cuerpo que veía danzar entre los libros. Un dejo de felicidad dibujo una sonrisa inesperada para Julian. Su aliento se espeso, dejando su mirada clavada en el cabello mojado de Ella. Se acerco a donde ella estaba y la miro mientras ella revolvía unos libros esperando que pudiese percibir que el estaba ahí. Habia pasado tanto tiempo sin verla que no creia que estaba junto a su cuerpo tan fragil como Julian lo recordaba.
Durante el mes que no supo nada de Ella, Julian volvía por las noches a su departamento sintiéndose inquieto. Hubo días en que directamente evadía sus pensamientos con cualquier tipo de lectura o hasta solo con el silencio de su cuarto. La soledad no lo atormentaba, pero la indiferencia lo hacia sentir desgraciado. se imaginaba atrapado en un pueblo donde no conocía a nadie y los pocos habitantes, al no reconocerlo, lo evadían y el desbordaba en llanto al no entender que sucedía, porque no podían verlo. Días enteros Julian retomaba a su rutina como si fuera un títere, sus brazos se movían por inercia, y su cabeza respondía afirmativo por pura fuerza de la gravedad. Armaba oraciones que repetía continuamente. "Buenos días", "Buenas tardes", "Buenas noches", "Gracias, que tenga buen día", "Son $150, efectivo o crédito", "Adiós".
Adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós. Maldito adiós, ¿Por que no lo dijiste? ¿Por que te fuiste sin decirlo? Todo el mundo cuando sale de un lugar lo dice, esta en la propia idiosincrasia del ser humano decirlo. ¿Que clase de ser eres que no podes agregarlo a tu ultima oración?. Adiós, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós.
La miro fijamente, espero, el adiós se repetía, retumbaba en la cabeza de Julian.
Ella volteo la mirada y lo miro. Deslizo sus ojos al piso.
"Perdón Julian, no supe como decirte que tenia que irme."
Julian despertó, era de día temprano pensó en su interior. Camino algo mareado a la cocina, escucho algunos ruidos. Agarro un palo que solía esconder detrás de la puerta, no era la primera vez que alguien intentaba entrar al departamento, en especial su madre. Se acerco sigilosamente hasta que la vio, era Ella. Estaba desnuda sentada en una silla con los sentidos perdidos en algún lugar. Se acerco a donde Julian estaba y tomo su cara con fuerza. "Hoy dormiste mucho."
Julian sonrió desconcertado, sujeto fuerte su cabeza contra su pecho mientras miraba perdido el horizonte que se formaba entre la cocina y la ventana. Una leve hendija dejaba entrar un aire fresco. Era otoño, su estación favorita, la misma cuando su padre marcho, la misma en que Linda se enamoro de aquel vecino simpático. La misma que cuando Ella apareció.





sábado, 6 de enero de 2018

Cae y nada pasa.

Solo al sentir unos días se ausencia, percibo en mi un  dolor en el pecho demasiado agudo y profundo, como si algo me estuviese haciendo falta; o como si al aire le faltara un purificador que elimine todas las bacterias nocivas del vivir. ¿Qué sera de mi cuando verdaderamente no estés? ¿Cuando ciertamente tu cuerpo como vino se haya ido y no se halle ninguna forma de encontrarte?
Muchas veces extrañe, muchas veces sentí un golpe seco en alguna parte de mi cuerpo, pero este dolor se ha vuelto mas profundo; o mejor dicho, siempre ha sido de una particularidad única. Mi cuerpo necesita, busca el mínimo aroma que me envuelva como una sabana, que me devuelva su imagen. Mis sentidos se unen para buscar dándole forma con mis yemas, como con mis ojos, con todo aquello que tenga al alcance. Por momentos me convierto en una costurera, junto cada parte y la voy uniendo con hilo y aguja, de la manera que pueda, pero sin perder el punto final, hacerte aparecer. 

Desde que te conozco mi imaginación a podido dibujarte en mi mente como si latieras de verdad al lado mio. Despues de cocer cada parte, tus latidos vuelven a mi, tu perfume envuelve el espacio, tus ojos se abren renovados de un largo sueño. 

Ahora mismo puedo imaginarme que soy tus pies, puedo ver tus largos dedos, las uñas cortas y deformes, cada vena late despacio sumidas en un vaivén. Tus tobillos, finos y alargados, los veo, veo el bello de tus pantorrillas, siento correr la sangre por las que ahora son mis venas y mis arterias. Y ahí levanto la mirada, frente a mi se dibuja el horizonte del mar, entre mis dedos corre el aire frió de la playa, la arena húmeda besa mis pies poco a poco que el agua fría y salada se acerca a donde me encuentro. 

Desearía estar ahí donde estas. 

jueves, 9 de noviembre de 2017

"Dime cosas que nunca va a ser verdad"
Le dijo ella clavando de forma penetrante sus ojos sobre los de Julian. El silencio recorrió cada espacio de la habitación, se escuchaban los latidos a destiempo de dos corazones disparejos. Julian mordiendo los labios, desvió la mirada. Cuando mentía, Julian no podía mirar a nadie a los ojos, un terrible dolor en el pecho oprimía todo tipo de liberación verbal que pudiese poner en juego su lugar en la vida de cualquier persona o peor aun, que dijese algo que hiciese molestar o fuese completamente estúpido. 
Con lo cual, exclamo con dureza. "Siempre voy a estar para vos".
Ella agacho la cabeza y esbozo una pequeña risa. "Sos el peor para mentir Julian". 
La habitación se hundió en silencio nuevamente, Julian volvió su mirada al eje, ella ya no estaba, se encontraba solo meditando entre tanto mate lavado. 

Ejemplificar

domingo, 6 de agosto de 2017

A veces no tengo palabras, no porque nos las haya, sino porque debo traerlas a mi desde oscuros escondites donde duermen. Si me quedo callada, no es porque no sepa que decir, sino porque considero que uno cuando verbaliza las palabras le da cuerpo. ¿A qué me refiero con cuerpo?, claramente, las palabras que uno van hilando dentro de una oración se transforman en imágenes, en cuerpos desnudos, en formas que no pueden corromperse fácilmente. El arte de hablar de hacer la palabra el aquí y el ahora, conlleva otorgarle un cuerpo que late. Es por esto que encontrar las palabras que den forma a mi cuerpo, es un arte que lleva de mi colocar toda mi energía y mi deseo de que aquel cuerpo produzca en verticalidad y salida directa, el más profundo pensamiento humano.

lunes, 6 de marzo de 2017

Extraño al nene
Extraño despertarme y que tenga olor al alcohol
Extraño que cocine y que yo sostenga mi celular alumbrandote
Extraño abrazarlo a través del agua tibia
Extraño que se enoje
Extraño caminar drogada y hablar cosas que no recuerdo
Extraño que me mire y se derrita el mundo
Todo el tiempo te extraño, te necesito, te anhelo, te siento aunque no estés
¿Por qué? 

martes, 3 de enero de 2017

Del paso de satisfacerte a vos mismo a requerir de la satisfacción de otro para complementar la tuya, la fina línea de cruce entre los amantes que despojan sus ropas sin tener en cuenta la aproximación que podría generar abrir corazas sin permiso. Ahí justamente en ese recóndito lugar donde se encuentran las penurias, donde el manual de instrucciones de la máquina humana yase dormido, ahí, justamente ahí es donde  no debes entrar. No pases, la frontera no te deja volver atrás.
¿De qué colores son los peces?

domingo, 25 de diciembre de 2016

¿Cómo llevo mi discurso tan difícilmente construido a este plano? ¿Cómo no cagarme en todo lo que fantaseo cuando me quedo sin aliento? ¿Cómo hago para sostener lo insostenible? ¿Cómo continúo con este canto de libertad, si yo misma no me considero con la virtud suficiente para ser quien la lleve?
Toda la maraña de cosas que circulan en mi, la cantidad de oscuridades echas fantasmas que recorren mis pasillos, persiguiéndome, tratando a toda costa de que yo no pueda prender la luz y espantarlas.
Con la fuerza de vaya a saber donde, me detengo entre toda esta mugre, entre toda la corriente que me inunda esta sociedad podrida. Podrida porque es esta sociedad la que me pide a gritos, me impone que verbalice, como si yo quisiera verbalizar. No, es un no rotundo. Es un no definitivo. Esto no tiene que tratarse de varbalizar, esto no debe ser eso, esto no debe ser una cosa por otra cosa, esto no puede ser un idea y vuelta una imposición "porque así son las cosas, sino no tienen sentido". No, rotundamente no. Esto no debe ser así, no quiero que sea así y no va a ser así.
Tan puro y cristalino, sereno y calmo, dócil y fuerte, libre y sin barreras, eso es. No es el moustro que todos ustedes quieren que sea. No, nunca lo será, no podré dejar que sea así, porque yo ya no sería yo quien escribe, quien vive, quien respira, quien piensa, quien camina, quien siente, quien vive y quien ama.

martes, 20 de diciembre de 2016

Sueño despierto. Cámara de Reflexión.

"Que robe sonrisas, a pesar de toda adversidad, merece un trofeo". Pensó Julian mientras terminaba de apagar el incendio que rodeaba cada esquina de su cuarto. Había utilizado todo el agua del barrio para calmar su sed interior; en paz, se dirigió a la cocina y tomó una taza. Como siempre perdido entre los granos de café barato, batió sin parar su ocaso final. Aquella noche había comprendido que detrás de todo imagen que pudiese formularse de Ella, la verdadera carne recorría sus manos cuando en silencio la observaba respirar entre sueños, algo agitada. Batía con fuerza el café de la noche, no podía perder ningún segundo de su vida alejado de aquellos pensamientos algo tontos o algo únicos, propios de un Julian que comenzaba su metamorfosis en algo desconocido hasta entonces por él. La adrenalina de encontrarse con aquello transparente e indeleble, sucumbía su trayecto en un paso repleto de encrucijadas comunes de sus sueños. Aquellos momentos para Julian fueron desesperantes y su vez deseados, deseaba hundirse en el mismo para encontrar aquel cofre del que le habían mencionado. Recordaba el otoño como si hubiese sido el último de sus estaciones, podía recrear el aroma a césped y hojas secas caer sobre la vereda, veía con toda seguridad aquel espectro sombrío y familiar que le recordaba a un amigo o un padre. Aquel otoño frío la sombra le dijo a Julian las palabras que el repetiría continuamente como un mantra hasta llegar a su búsqueda. "Vos venís de otro planeta, vas buscando la felicidad vaya a saber durante cuanto tiempo venís en esto, pero la vas a encontrar, estoy seguro que tu razón de estar acá es encontrarla". Julian recuerda entre lágrimas mirarlo a los ojos y sin comprender perderse entre la gente pasar por la calle, tal vez en síntoma de negación. Aquel encuentro marcaría para Julián su futura transición, su búsqueda.
El café ya estaba listo para cuando Julian se detuvo y volvió de aquella reflexión, estaba listo para encender su decimocuarto cigarrillo y degustar su café teniendo la imagen fija de que ella llamaría, de que ella volvería. Y eso hizo, la espero, quizás dos o tres horas hasta que el sueño le gano la partida y se vio envuelto otra vez en sus sueños, pero estaba vez no estaba despierto.


(continuará)


lunes, 5 de diciembre de 2016

El tabaco huele húmedo
y es que mis sueños construidos se humedecen  cuando por debajo los dejo flotar libremente.
si yo no soy de nadie, ¿Por qué dejo al libre albedrío mis alas para que retomen vuelvo?
Tal vez estoy encantada con la maravilla del cielo, que refleja sus pupilas. De la puesta de sol escondida detrás de la laguna. Aquellos ojos que me sonríen, aquellas pestañas que se abren como las mariposas cuando emprenden el vuelo. Y es el aroma a tabaco húmedo de los labios que juntos forman el ángulo ideal, que no pierden la estabilidad cuando se separan mis fieles amigos.
¿Y que hay de mi cuándo pienso, cuando te verbalizo, amor?
El amor, esa palabra. Esa palabra echa carne. ¿Y que hay de mi tiempo cuando se esfuma como el viento?
El tiempo, esa palabra. Esa palabra echa carne. ¿Y que hay de mi cuerpo se estremece, cuando se desgasta, cuando brilla?
El sexo, esa palabra. Esa palabra echa carne. ¿Y que hay de mi cuando vos no estas?
Vos, esa palabra. Vos sos el sol. Yo soy el sol.
La infinitud de las presencias, lo escandaloso de mi risa y mis sueños, lo maravilloso de tu presencia y mi cantar. ¿Y que hay de mi cuando te escucho cantar? Amado el infinito, amado tu verbo echo carne.


domingo, 4 de diciembre de 2016

Laguna.

Escuche muchas historias de personas dolidas que a la hora de añorar recuerdos recurrían a objetos, prendes, fotografías de aquellos momentos en los que no deseaban borrar contenido de su mente. El contenido he decidido llamar a un lugar fantasioso de la mente humana, donde se depositan todos los recuerdos significativos de nuestra vida. Mucha gente ya lo ha relatado, como yo en este momento, algo cliché resulta hablar de estos temas, pero en mi caso particular ese lugar se ha vuelto misterioso para mi.
Es misterioso para cualquiera que desee emprender la búsqueda de recuerdos, pero la facilidad con que las fotografías vuelven vivos los momentos olvidados, da lugar a que personas como ustedes vuelvan y sientan reiteradas veces la nostalgia y la felicidad renegada a olvidar
Hoy me toco a mi, yo Anabel, decidí volver a ese lugar, tome mi mochila con una linterna y mis cigarrillos para contener la ansiedad, y fui. Extrañamente las fotografías no me llevan a nada, no recuerdo nada. Olvida tanto, me obligue a olvidar demasiado, ampute de mi todo que ni una foto, ni un objeto hacen que pueda volver. Mi hazaña como aventurara perdió sentido al toparme con la nada, al intentar darle color a rostros oscuros, a sombras y voces que desconozco.
Cuando me veo también me desconozco, esa no soy yo, quizás es Brenda quien sonríe por gusto o por obligación, quizás es Brenda quien en aquel momento creía que la felicidad debía ser eso, debía ser menos de lo que tenía. Me gustaría poder entablar conversación con Brenda, contarle que hay mucho más fuera de esa fotografía. Gritarle que no tenga miedo, que sonría con ganas , no porque otra no queda; porque ella no sabe mucho del mundo, menos de que puede ser suyo.
Al lograr volver, al no hacer canción ninguna fotografía, me di por vencida pero me fui con la cabeza en alto, como los héroes.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

La gente fuerte llora, llora a lágrima viva. Y ama, ama como el llanto que se desborda y no posee control.
me duelen mis alas que son más grandes
que las cuatro paredes que me encierran.
Y camino, salgo de mi encierro y entro a otro más cruel,
mi deber ser.
me esperan allí otros más que se olvidaron al crecer.
Me paro al lado de ellos y veo que a mi me sobra el valor
mas importante qu de niña me dijeron "tenes que cuidar"
¿a dónde van los sueños?
es que ahora pecar con soñar abrir las alas deja sin efecto cualquier discurso
que mamá me dijo.
Si yo peco, ¿estará el cielo abierto para mi?
¡maldita pecadora! me gritan los ángeles
que ya dejaron sus alas sobre la almohada.

viernes, 23 de septiembre de 2016


Postal de lo mucho que significas en mi vida.
Me pregunto el por qué, que hago para dejarle huellas en su cuerpo, me repregunto con qué forma de hablar, o quizás con qué mirada cómplice asisto a su encuentro. Me encuentro tan abrumada, tan desconcertada, quisiera tener razones pero en esta habitación no las encuentro, en esta botella de vino no las hallo.

https://www.youtube.com/watch?v=adPpG0Dnxeg&index=8&list=RDEM0zoxJEg6cybAAcSEOGf_qQ&spfreload=10

domingo, 17 de julio de 2016

Te leo como un cuento para niños, ansiosa esperando detrás de la silla la fantástica historia de algún héroe o heroína. Guardo mi rostro por detrás de mis manos, escondiendo mi sonrisa, la más bella que suelo esbozar. Y ahí estas, héroe sin título, caníbal de este cuerpo, te leo y penetro tu pecho. Lo fugaz de verte reír sin percibir como continuarán tus aventuras, existantes aclaro, no hay héroe que no pueda salvar el mundo sin la pasión que te invade.
Que patética soy cuando escribo, que imbécil me he vuelto este último tiempo. Ocupando mi cabeza entre mi deber ser, lo que quiero verdaderamente y lo que no tengo. Cambio, todo se convierte en un cambio, cambio esto por aquello y resumo mis días entre marcadores y mates lavados. Mi tiempo, marcado por este reloj vital, me persigue, me indica que siga sintiendo ausencias que no quiero. Tic y taca, sorbo de mate, tic y tac, pitada de cigarrillo, tic y taca miro al abismo y no esta. En esta dialéctica morbosa que juego conmigo misma, cuanto más lejano esta respiro profundo, cuando más cerca esta me ahogo en mis propios presagios.
Que quiero más en este corto día que hundirme en los ojos de su llegada y saltar como pez en pecera a su mundo desconocido. Yo no era así. Que tiene él tenga la capacidad de lograr hacerme exteriorizar mi oscuridad y transformarla, merece un trofeo, un trofeo de luz.

miércoles, 6 de julio de 2016

En mi memoria habitan las niñas sonrientes,
entre carcajadas recitan su amor.
En mi memoria adulta, inquieta tu devenir
esperando que me abraces.
El primer amor, la puerta que se abra para sí, allí me hallo entre muecas desesperanzadas..
Te espero, para que vuelvas y rías.
Entre mis recuerdos.

La niña ya no ríe, ya no canta.
la niña entre humo recita tus palabras
"oh amada mujer, vuelve a mi, vuelve a mi calma"

Y si beso la osadía 
y el misterio de tus labios 
no habrá dudas ni resabios 
te querré más todavía.